Ten por seguro que ayudar a otras personas, de forma totalmente desinteresada, sin esperar ningún tipo de recompensa, es un hábito que ayudará a fortalecer tu liderazgo.

Fotografía de EmsiProduction.
Esa ayuda puede ir desde algo tan simple y sencillo como dar las gracias, y reconocer de forma sincera, por lo mucho que cada una de las personas que te rodean ha aportado a tu vida, hasta tender la mano, o proporcionar ayuda en forma de contribución económica y material, a quien lo necesita.
Te ayuda a caminar más ligero.
Todos llevamos a cuestas diversas cargas, materiales y emocionales, que nos hacen perder empuje en el día a día.
Cargas y prejuicios que impiden que despierte en ti ese líder que sabes que puedes ser, y avanzar a la velocidad que te gustaría. Por eso es importante que sepas desprenderte de esas cargas que te hacen sentir mal.
Aligerando peso material.
Seguro que a lo largo de tu vida has ido acumulando gran cantidad de bienes materiales que, en muchas ocasiones, sólo utilizaste mientras era la novedad, o ni si quiera eso. Son cosas que quedaron aparcadas en el cajón del olvido, cosas que realmente no codiciabas ni necesitabas, y que en el fondo sabes que te daría igual que se perdieran o estropearan.
Incluso puede que sean un pequeño estorbo, como un bloque de hormigón atado al coche y que te impide coger velocidad.
No puedo imaginar salida más noble para esas posesiones que el ponerlas al servicio de quien necesita ayuda.
… y pesar espiritual.
Seguro que en más de un momento has sentido esa sensación de bienestar que se produce cuando haces lo correcto, especialmente si tendiste tu mano para ayudar a quien estaba atravesando un momento difícil, y cuando te distes la vuelta te sorprendiste a ti mismo esbozando una pequeña sonrisa de satisfacción por haberlo hecho bien.
Esa sonrisa momentánea, aunque en tu cara sólo durase sólo unos segundos, es el signo más claro que podrás encontrar de que tomaste una bocanada de aire fresco que te proporcionó nuevas fuerzas para continuar tu viaje hacia el éxito.
Algo que para ti es un estorbo o una carga, para otra persona puede ser la primera piedra sobre la que edificar su vida o un hogar, y te sentirás bien porque sabrás que hiciste lo correcto y habrás creado espacio para lo que tenga que venir.
Te purifica por dentro, y te ayuda a ver más claro.
Ya lo he comentado en algún artículo anterior. Hacer lo correcto, y ayudar a otras personas a salir del pozo, es algo que nunca te va a hacer sentir mal, ni te llevará a pensar que eres una persona miserable.
Habitualmente, cuando ayudamos a alguna persona, se hace la claridad en nuestra mente, y nos ayuda a recordar lo que de verdad importa en la vida, y que no es otra cosa que las personas que te rodean y con las que tienes la inmensa fortuna de compartir momentos de tu vida.
Todos necesitamos limpiar nuestro interior de vez en cuando, y cuando ayudas a otras personas haciendo un poco más llevadera y agradable su existencia, sientes como tu interior se renueva.
Al tender tu mano a quien necesita ayuda, estás poniendo de acuerdo tus acciones con tus emociones, alineando lo que haces con lo que sabes de deberías de hacer.
Dar sin esperar, es recibir.
Ayudando te fortalecerás con las fuerzas que has proporcionado. Te convertirás en una persona más sabia y generosa, y porque no, también más abierta a la posibilidad de recibir ayuda de los demás.
La experiencia me dice que la paz en que queda nuestro interior tras hacer cosas buenas por los demás, también ayuda a tomar mejores decisiones, y esas decisiones serán vitales para que alcances el éxito en el plano personal y laboral.
Cada vez que tiendes la mano a quien lo necesita, estás diciendo que eres una persona en la que se puede confiar, y a las personas nos gusta trabajar y estar con personas dignas de confianza.
Conforme pasan los años soy más consciente de que, cada vez que ayudamos a otras personas, nos ayudamos a nosotros mismos.
Sé que suena como si ayudar fuera un acto egoísta, y no te engañes, hasta cierto punto es así. Pero tampoco pasa nada, no es cuestión de que te sientas mal por hacer sentir bien a los demás.
Busca siempre mejorar como persona.
Todos sin excepción hemos tenido la ocasión de ayudar a alguien, y todos hemos dejado escapar esa oportunidad en alguna ocasión, ya sea de forma consciente o inconscientemente. Somos humanos y cometemos errores.
Es la actitud que muestres después de haber caído en este error es la que te va a definir como líder. Analizarás tus acciones para aprender de ello para no volver a dejar pasar la oportunidad de ser caritativo, o por el contrario tratarás de justificar tus acciones sin dar mayor importancia al error cometido.
Ten siempre en cuenta que tu ascendente moral, y tu valor como persona, es una de las cosas que más impacto tiene sobre la forma en que tú personal percibe tu liderazgo.
Por eso, actuar de forma comprensiva y caritativa, tratando de ayudar a quien lo necesita de forma sincera y desinteresada, es algo que ayudará a fortalecer tu liderazgo, y por extensión tu posición como líder.
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