En los tiempos que corren, pueden ser relativamente habituales los problemas derivados de la carencia de material y medios adecuados, repuestos, o que el equipo a utilizar se encuentre ya obsoleto. Es preciso usar el ingenio, y la experiencia, para salir del atolladero.

Fotografía de Blake Patterson.
También puedes encontrarlo en Blakespot.com.
Es justo en estos momentos, cuando sale a relucir el valor más importante del que se dispone, el factor humano, el mayor valor de la organización. Evidentemente, siempre y cuando lo hayamos cultivado de forma adecuada.
Llevando al hombre a la luna.
Un apunte curioso, espero que te sirva para motivarte, cada vez que te encuentres en una situación de carencias de recursos materiales.
Quien disponga de un teléfono móvil de última generación, un iPhone por ejemplo, debe saber que tiene en sus manos un miniordenador, miles de veces más potente que el utilizado para llevar el hombre a la luna.
Aquellas personas no pudieron utilizar superordenadores, gran parte del esfuerzo recayó en el factor humano.
Todo se hizo gracias al trabajo en equipo, aprovechando los conocimientos de cada una de las personas involucradas en el proyecto, y a muchas horas de trabajo duro, sin los medios materiales y técnicos de los que disponemos hoy en día.
Antes incluso, en las primeras misiones para poner al hombre en órbita, alrededor de la Tierra, los cálculos se hicieron a mano.
Haciendo más con menos.
Recursos materiales, sólo un apoyo.
Cuando una persona tiene claro cuál es su objetivo, y se empeña en conseguirlo, puede tardar años y tener que recurrir a la imaginación para suplir las carencias de su organización, pero ten por seguro que alcanzará su meta, antes o después. Da igual que carezca de recursos adecuados, de alguna forma saldrá adelante.
Por ello, uno de los objetivos que debemos tener siempre en mente es, alinear los objetivos de las personas que forman nuestro equipo, con los objetivos de la organización. Tenemos que conseguir que se involucren en su consecución, que se sientan bien al alcanzarlos.
Para conseguir que las personas estén dispuestas, a explotar al máximo los recursos disponibles, debemos de preocuparnos por su situación personal y laboral. Debemos saber qué les hace sentir bien, también cuáles son sus problemas. Debemos hablar con ellos, mostrarnos cercanos, y escuchar sus ideas.
Los recursos materiales son necesarios.
Sin embargo, tampoco podemos caer en el error de pensar que si algo se puede hacer sin recursos, es la forma más adecuada.
Debemos luchar por proporcionarles esos mismos recursos materiales. Es cierto que sólo son un elemento de apoyo, para la realización de la tarea, pero es preciso que entendamos lo siguiente.
Una cosa es que exploten al máximo su ingenio, buscando soluciones alternativas, para superar momentos de dificultad y carestía.
Otra muy distinta es que, permanentemente, los tengamos sometidos a una escasez de medios, totalmente injustificada, que incremente la carga de trabajo.
Aprovechando el conocimiento colectivo.
Cuando nos olvidamos de las personas.
En muchas ocasiones, las organizaciones investigan la implementación de nuevas tecnologías, procedimientos y materiales. Se fomentan debates internos, sobre la necesidad de adoptar tal o cual sistema de trabajo, sobre externalizar servicios, etc.
Se promueve la construcción de instalaciones más espaciosas y modernas, más eficientes desde el punto de vista energético. Se busca la forma de innovar, en la utilización de materiales y técnicas de edificación.
Se promueven las relaciones institucionales, al más alto nivel, esperando que los contactos que establezcamos sean útiles en un futuro.
Todo esto es importante, no podemos negarlo. Pero, en algunas ocasiones, nos olvidamos de un factor decisivo, un elemento clave en cualquier organización, las personas que la forman, y lo que nos pueden aportar.
Proporcionando valor a nuestro personal.
Todo hemos visto, y en algunas ocasiones vivido, casos en los que las opiniones de miembros de la organización no eran tenidos en cuenta, especialmente si éstos no eran vistos como técnicos en la materia.
En muchos casos eran opiniones totalmente válidas y, ciertamente, más juiciosas que las esgrimidas por personal técnico, basadas en la experiencia y el sentido común.
Estas personas serían las que utilizarían las instalaciones, los medios materiales, o las que aplicarían los procedimientos, y quizás, de haberlas escuchado, se hubiera conseguido una mayor funcionalidad.
No se trata de aplicar a pies juntillas todo lo que nos diga el personal a nuestro cargo, sólo por el hecho de que sean los que vayan a ejecutar la tarea. Si lo hiciésemos, estaríamos cayendo en el mismo error, pero intercambiando las posiciones.
Se trata de dar valor a cada una de las personas que forman la organización, se trata de darles la oportunidad de aportar, y tener en cuenta sus aportaciones.
Si has afrontado retos con tu equipo, sin tenerlas todas contigo, y os habéis visto forzados a tirar de ingenio, y de las experiencias de todos, puedes comentar este artículo, y dar tu punto de vista.
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