Este es un dicho que mi mujer me enseñó y que, al parecer, era muy usado por su abuela. «Peseta a peseta, se hace un duro». En tan sólo 7 palabras nos enseña una gran lección. Una lección que habla de voluntad, constancia y disciplina.

Fotografía de Modesto del Río «Modesto»..
Esta lección es aplicable a cualquier ámbito laboral y personal, al menos lo es desde mi punto de vista. Su aplicación nos garantiza el éxito, teniendo como base el trabajo duro y el esfuerzo.
Peseta a peseta.
Voluntad.
Lo primero que debemos poseer para iniciar algo, es la voluntad de hacerlo, es tomar esa decisión consciente de hacer algo. Independientemente de que ello suponga seguir la corriente, o marcar nuestra propia senda.
En el momento en que decidimos que vamos a guardar una peseta para ahorrar, y en un futuro llegar a disponer de esas cinco pesetas que formarán el duro, estamos dictaminando nuestra voluntad.
Cada vez que sacamos esa peseta de la bolsa y la guardamos para el futuro, estamos volviendo a hacer uso de nuestra voluntad.
Cada vez que, tras visualizar un proyecto en nuestra mente, decidimos ponernos manos a la obra, y llevarlo a cabo, estamos haciendo valer nuestra voluntad.
Constancia.
Ser constante es mantener un esfuerzo durante mucho tiempo, sin desfallecer. Es perseverar, a lo largo del tiempo, sin que decaiga nuestro ánimo, manteniéndonos firmes en nuestra actitud.
Esto significa que, ser constante, es guardar una peseta un día, y otro, y otro, así hasta que lleguemos a la cantidad que nos hayamos marcado. Cada día, desde el primero, apartamos esta peseta.
Es fundamental el ser capaces de mantener nuestra voluntad, a lo largo del tiempo, a la hora de desarrollar un proyecto. Paso a paso, poco a poco, peseta a peseta.
Disciplina.
Esta palabra, usualmente, viene acompañada de un sentimiento negativo, como si la disciplina fuese el equivalente a la pérdida de libertad y de creatividad. Yo mismo, en otro tiempo, hubiera visto clara esta relación.
Sin embargo, disciplina es comprometerse a algo concreto, y realizarlo. Ser capaces de ponernos manos a la obra, para ir emprendiendo acciones poco a poco, de forma ordenada, siguiendo un método. Los pasos hay que darlos en una dirección, cada peseta hay que guardarla en el bote adecuado, etc.
Ningún corredor terminará una maratón, si primero no recorre los 42195 metros, que separan la salida de la meta. Tampoco lo hará si no lo hace a cierta velocidad de marcha, en una dirección concreta y siguiendo el recorrido establecido.
Esta disciplina que nos lleva a continuar dando pinceladas, hasta que terminemos el cuadro, y nuestra visión se haga realidad, es la misma disciplina que nos lleva al éxito en cualquier empresa que comencemos.
La importancia de las cosas pequeñas.
Aunque no lo haya incluido al principio, de entre las lecciones que nos enseña este dicho, ésta es otra gran lección que debemos aprender. Tan importante, o más, que las demás. En muchas ocasiones, las cosas más grandes, se consiguen gracias a muchas pequeñas aportaciones.
De vez en cuando, no valoramos debidamente lo que vamos consiguiendo, o lo que tenemos, ya que en muchas ocasiones no se avanza a la velocidad que nos gustaría. Nos volvemos impacientes, y esa peseta nos sabe a poco, empezamos a sacar cuentas, y vemos que una peseta es muy poco, y total, ¿para qué queremos un duro?
Con una zancada, avanzaremos unos 60 centímetros, necesitaremos más de 70.000 zancadas para completar una maratón.
Llegando al duro.
Si hemos sido capaces de mantenernos centrados en un proyecto, y hemos sido constantes en la aplicación de un método, alcanzaremos el éxito, ahorraremos ese duro. Aunque sea con pequeños avances hacia nuestro objetivo, aunque sea ahorrando sólo una peseta en cada vez.
Es en la aplicación del método en lo que probablemente nos encontremos más incómodos. Nuestro cerebro es muy perezoso, si puede evitar hacer o pensar algo, lo evita. Pero no nos engañemos, en la mayoría de las ocasiones, casi más importante que el hacer algo, es el saber cómo, cuándo, dónde, etc.
Esto que vemos tan complejo, es tan simple como lo siguiente: Cuando andamos estamos aplicando un método, interiorizado hasta tal punto que lo hacemos sin pensar en ello. Tan sólo ponemos un pie delante del otro, en la dirección correcta, hasta alcanzar el punto de destino. Sabemos que esos pasos no hemos de darlos sin ton ni son.
El éxito en 7 palabras.
Leemos cientos de libros sobre liderazgo, recursos humanos, legislación, y quien sabe que más. Nos exprimimos la cabeza buscando un tema del que hablar, del que debatir, un tema sobre el que escribir en un Blog.
Sin embargo, en muchas ocasiones, tenemos una pequeña porción de sabiduría ante nuestros propios ojos, sin tan siquiera darnos cuenta. Es sorprendente como alguien puede resumir, en tan sólo 7 palabras, el camino para alcanzar el éxito.
Y tú, ¿Alguna vez has escuchado una frase corta, o un dicho, del que hubieses sacado grandes enseñanzas?
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